Testimonios

Cristina Pelegrín

Empecé la formación de los rayos metafísicos en agosto de 2023 mientras atravesaba una racha de fuerte incertidumbre personal, tras haber dejado la membresía que tuve durante 5 años con una bendecida Escuela de Realización y que entre otras cosas, abarco la traumática época de la pandemia siendo yo trabajador hospitalario. Pero llegado el 2023 empecé a sentir la necesidad de trabajarme en un formato distinto y no me quedó otra que soltarme, echarme al vacío con mil y un miedos y tan solo confiar (tampoco iba ser la primera vez que lo hacía). Por tanto me puse en plena búsqueda de una nueva “familia” energética por aquello de que, aunque el trabajo es siempre individual “si caminas acompañado llegas más lejos”. El hilo conductor como siempre, el Maestro Saint Germain, muy familiar tras haber sido el puente por el que había cruzado en fases anteriores de crecimiento. En este punto aparece Davinia con su espontaneidad y naturalidad arrasadoras,hablando de su formación con los Rayos Metafísicos y -Oh casualidad- empezábamos ya con el Rayo Violeta!, “blanco y en botella” la señal definitiva.A partir de ese momento empecé un proceso suave pero constante y pertinaz de transformación interior a la vez que en el exterior las circunstancias lentamente cambiaban, cuyo resultado fue que en los cinco primeros meses yo, ya era una persona bastante distinta y cada día me despojaba de algún bloqueo, alguna coraza, algún “no puedo”, algunos volvían, pero ya no era lo mismo, ya no se quedaban a vivir. Unas veces me daba cuenta y tomaba consciencia. En otras no, pero es igual, ya los resultados me fortalecían en la confianza y me despreocupaba. Es un punto muy importante este, porque el proceso de transformación con los Rayos Metafísicos es infinitamente amable, y aunque lo suyo es poner voluntad en hacerlo consciente, es igual, funcionan igualmente, quizá algo más lento y aquí probable no nos libremos de alguna “cachetada” jje! pero el caso es que funcionan. La confianza en el proceso se fortalecía día a día, y más si comparamos las fotos del antes y el ahora. Es importante y Davinia, gran maestra, lo recalca continuamente en los directos semanales con los que apoya y atiende, nuestras dudas, dispersiones, desconfianzas y problemillas múltiples que van surgiendo y no solo en relación a la formación sino de la vida cotidiana como el trabajo (o su falta), las relaciones personales, las interacciones con familiares y amigos y parejas, y lo que experimentamos energéticamente al trabajar con los Rayos ya que nuestras percepciones cambian de forma notable según el curso avanza y uno se sumerge en la práctica. Transcurridos siete meses y por tanto los siete rayos básicos, yo era una persona completamente distinta. Seprodujeron cambios físicos y metabólicos importantes. En no sé qué momento me di cuenta que mi hiper- sudoración nocturna había desaparecido (¿!) mi naturista me había advertido de no tocar el tema porque segúnél, mi cuerpo sanaba profundamente liberando mucho estrés. Pero era sumamente incordiante por razones obvias (dormía con chándal). A día de hoy no soy capaz de saber, ni aproximadamente en qué fecha desapareció, yo ya jugaba en otra liga. Otra liga de bienestar y satisfacción que siguió y siguió creciendo durante las iniciaciones de los ocho rayos siguientes y que sigue ahora de forma espectacular con la práctica diaria, acompasándose a los cambios de enorme calado que estamos experimentando en el Universo conocido, y en el que no conocemos tanto pero intuimos. La situación a día de hoy es de una enorme plenitud y de renovada pasión por la vida, la mayor parte del del tiempo. A veces, tengo que parar de hacer lo que sea que esté haciendo, respirar hondo y decirme aquello de “gracias gracias gracias” con profunda emoción. Gracias, muchísimas gracias Davinia!! y gracias a todo el equipo de Ínfinit terapias por hacer posible una dinámica tan transformadora y creadora de tanto bienestar. Roberto Glez.